Noche de sacrificio en Catemaco


Por: Noé Zavaleta / AVC
Fotos: Félix Márquez
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La noche de los brujos el primer viernes de Marzo
en Catemaco, Veracruz
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Catemaco, Ver. En lo más alto del cielo de los tuxtlas, media luna alumbra y sirve como testigo de la primer misa negra del 2009 en Catemaco, en el epicentro de “La Punta”. La sangre de dos gallinas es el pretexto para la purificación de 750 almas, que expectantes, observan el ritual del brujo mayor Héctor Betaza Domínguez, más conocido como “El Cuervo”.
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Con 58 segundos previos para que diera inicio el primer viernes de marzo, arrancó el ritual de la misa negra, con una apología del apocalipsis y con fuegos pirotécnicos, Betaza Domínguez haciéndose acompañar de cinco diosas totonacas y seis hombres tocando tambores africanos y uno con un portentoso caracol, le dieron misticismo a la ceremonia.
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Es un sacrificio a los dioses, es derramar la sangre para nuestros dioses… Esta sangre derramada es la purificación para todos ustedes”, es la advertencia de Héctor Betaza antes de comenzar el ritual. Obscuridad total, el hombre del caracol saluda a los cuatro puntos cardinales y pide autorización para el sacrificio del brujo mayor, mientras en el mundo terrenal, dos estrellas de David, una en la tierra y una suspendida en el aire, son montadas ex profeso para tal ceremonia y literalmente prendidas en llama.
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Dos pentagramas, uno pintado sobre un montículo de arena y otro expuesto al exterior son el eje central de la misa negra, “el paso a otra dimensión”, habría explicado el brujo mayor.
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En los pentagramas, lucen como guardianes, la efigie de un Lucibell de 75 centímetros de alto y la figura de la Santa Muerte, reproducida a escala.
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37 minutos duró la eucaristía de las tinieblas, con un profundo suspiro el brujo mayor, hace la siguiente invocación, “espíritu de la luz que alumbras las tinieblas, saca las energías negativas de nuestro corazón”. Los integrantes de la ceremonia bufan y se retuercen a la espera que Lucibell purifique su alma, el pentagrama de David arde en llamas y dos gallinas son llamadas al culto de la muerte.
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“Está sangre será derramada en purificación de todos nosotros”, advierte el brujo mayor e “ipso facto”, dos animales avícolas son llamados al centro del pentagrama.
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Con la agilidad de un kaibil, el brujo mayor decapita con un gran machete las dos cabezas de las gallinas, estas después del degollamiento, continúan aleteando cuatro segundos después, en el más claro ejemplo de la supervivencia.
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Prensa nacional y local se dan vuelo tomando sus placas, las dos extintas gallinas son rociadas en resina y ofrecidas como ofrenda al pentagrama de David.
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La posesión ha llegado a algunos asistentes nativos del lugar, ojos rojos y llanto copioso son presa de algunos lugareños quienes literalmente se encomiendan a los actos de la santa muerte.
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Con los tambores y el caracol en todo lo alto retumbando “la punta”, el pentagrama es cerrado, la misa negra es concluida y las gallinas decapitadas son mancilladas por la misma gente que buscando una foto con el brujo mayor, olvidaron el respeto al sacrificio animal.
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Apenas concluida la misa, la media luna se oculta y en el malecón de Catemaco el baile con la banda Kitchos arrecia con fuerza, los litros de cerveza comienzan a fluir y de los diez mil visitantes, ni una sola alma se acuerda del festival de brujos Catemaco 2009.

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