Desde la Tía Tina
Poco antes, monjes blancos con capucha y humo en el ring entonan cánticos, alguien se despoja de su túnica, es Michaels, baila y canta, se mira tan idiota. Desde “ultratumba” y auxiliado por la nube espesa sale el brazo de El Enterrador para llevárselo. La WWE es un feroz despliegue de banalidad y mercadotecnia para toda la familia. Mitología para el héroe moderno. A los niños les encanta.
Afuera el clima es inmejorable y una chicharra abrasada casi quema mis labios. La penumbra desvela el humo degradado y los rumores de la ciudad alimentan unas ganas de perderse en sombras. De pronto ya estamos en el carro y minutos después comprando cerveza en un expendio. A los cientos de pasos nos detenemos en la entrada vacilando si entrar o esperar un poco afuera. Un bote o dos o tres.
Afuera el clima es inmejorable y una chicharra abrasada casi quema mis labios. La penumbra desvela el humo degradado y los rumores de la ciudad alimentan unas ganas de perderse en sombras. De pronto ya estamos en el carro y minutos después comprando cerveza en un expendio. A los cientos de pasos nos detenemos en la entrada vacilando si entrar o esperar un poco afuera. Un bote o dos o tres.

La noche es joven y se adorna con estrellas. Alguien comienza a poner rolas, momentos después ingresamos. La Casa de la Tía Tina se mantiene como uno de los pocos centros culturales en la ciudad. Punto de encuentro de las nuevas generaciones de creadores con sus públicos, críticos y amigos, es un espacio de expresión alternativo donde las sorpresas están a la orden de la noche.
¡Mondo Bizarro! es la nueva exposición colectiva inaugurada este 27 de marzo en el recinto ubicado en calle Bravo. En ella, los artistas locales Fernando Corona, Ramón García Vásquez, Miguel Ayala Priego, Hasef y Waka presentan La Muralla Chila, un colorido mural colectivo donde lo absurdo y lo trivial se manifiestan en una especie de licuadora donde el Papa, payasos con armas y cachorros tiernos, el fashion del barrio, robots, el Rayo de Jalisco con lira, tentáculos de pulpos radioactivos y hasta una enigmática profecía cobran un poder inusitado debido a lo icónico de las imágenes que representan, a esa materia onírica que reside en la cabeza y que de pronto se trastoca real.
Luego fue el turno de Los Sweepers quienes desde los primeros acordes pusieron a casi todos a bailar. Un rock and roll sucio de guitarra y pila, covers famosos, canciones propias, música con un toque muy personal de los de Calexico, California que armaron buen desmadre, mucha energía. Toda la raza muy animada en una convivencia que al final terminó siendo una reunión de viejos amigos. La Muralla Chila estará abierta hasta el mes de junio, por lo que aún queda tiempo para apreciar este lúdico mural que sin excepción nos pondrá a pensar en toda esa linda banalidad que nos rodea con tan solo levantar la vista.
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